rossana diaz de bellido
Oí un grito de guerra venir del cielo:
¡Traed a los adoradores danzantes ¡
Vi en el espíritu un campo de batalla donde el enemigo había colocado muchas minas bajo la superficie de la tierra.los soldados de dios vinieron al campo de batalla vestidos con la armadura completa calzando lo que parecía ser botas de combate mas de lo normal .al ir avanzando se oyó un grito del cielo:¡alto! No deben entrar en este campo de batalla, ¡las minas enterradas son muy peligrosas!
Entonces oí al señor diciendo “¡llamad a los adoradores danzantes “!
Vi como venían, no parecían venir a un campo de batalla estaban felices! Nadie les conto que era una guerra, ellos simplemente iban a continuar adorando a Dios perdidos en su presencia, la mayor parte de ellos eran niños pequeños que simplemente disfrutaban el danzar con sus ángeles cerca del altar.
La adoración detona las minas subterráneas del enemigo.
Algunos eran adolecentes y otros personas mayores, pero parecían que los mayores se intimidaban por los demás y no podían ser libres con un espíritu de niño .cuanto mayor se hacia la gente mas enfocados parecían tornarse, parecía que los niños eran los únicos que sabían adorar y que no sabían nada acerca de la guerra, ya que su adoración pura e inocente era guerra sin ellos saberlo, cuando estaban en la presencia de Dios no tenían tiempo de pensar de que nada estaba en contra suya parecían estar viviendo la palabra:” Pues si Dios esta con nosotros,¿ Quien contra nosotros?”.
Vinieron descalzos sin temor a pensar de los fuertes soldados en el campo de batalla, y aparentemente sordos ante las palabras que les recomendaban los adultos. Perdidos en la gloria de Dios, estos jóvenes danzantes continúan adorando al Señor con los pies tomando nuevos territorios del enemigo.
Al danzar con sus pies en el campo de batalla tocan las minas escondidas bajo la tierra, y en lugar de explotar estas minas simplemente suenan como si tuvieran explosivos, al mismo tiempo otras minas fueron detonadas en el Espíritu sin tocarlas, lejos del campo de batalla.
ES HORA DE QUITARSE LAS BOTAS DE COMBATE
Entonces vi a hombres y mujeres quitándose las enormes botas de combate, y comenzaban a danzar y a traer al campo de batalla la gloria de Dios los adultos gritaban: ¡cuidado donde pisas!, si danzas no te preocupes por nada.¡ en el Señor regocíjate siempre!, Dios se estaba levantando y sus enemigos estaban siendo esparcidos, huyendo por siete direcciones.
Acuérdate que las armas de nuestra milicia no son carnales sino espirituales y poderosas en Dios.
¿QUERES DANZAR?, ENTONCES SACATE LAS BOTAS DE COMBATE!.
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